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Foto del escritorLuis Eduardo Brochet Pineda

Así debutó Juan de Castilla con los cárdenos de José Escolar en Pamplona

Foto: Emilio Méndez.

Desmonterado, con un terno blanco y oro, con los cabos grana, remates en hilo blanco y pedrería verde esmeralda, hizo hoy 13 de julio de 2024 su primer paseíllo Juan de Castilla, en los Sanfermines de Pamplona.


La ganadería, los albaserrada saltillo cárdenos de José Escolar, hierro que se reseña siempre como de corridas “duras”, pero entre las preferidas y adecuada para la tauromaquia de Juan. Completó el cartel Rafaelillo y Gómez del Pilar, también especialistas en este encaste.


En su turno de quites, en el segundo de la tarde que le correspondió a Gómez del Pilar, instrumentalizó cuatro lances por gaoneras, sencillamente meritorios y lucidos.


Sale el primero de su lote, tercero de la tarde, de nombre «Escribano», con 590 kilos; cuatreño, alto, veleto, largo, que no se empleó en la capa, como es característico en este hierro. Dos puyazos defectuosos a pesar de que el toro pudo empujar; con los rehiletes, el toro estuvo muy parado, esperando, lo que no permitió un tercio de buenos pares.


Brindó Juan al público, iniciando su faena de muleta de rodillas en los medios, con dos pases por la mano derecha exquisitos, que conectó inmediatamente con las Peñas. El torero colombiano borda dos series por el pitón derecho y una por naturales, muy asentado y con temple, con un toro que metió la cara muy bien; noble y bravo. Se vuelca sobre el morrillo del toro, dejando una estocada algo tendida y trasera, que no es óbice para que reciba una ovación de pie al atronarse el toro, y haya una petición de oreja mayoritaria que atiende la presidenta.


Ovación en el arrastre para el toro y oreja de ley para Juan. Faena de entrega y de mucha verdad que puso de acuerdo a todas las Peñas y a toda la plaza.


Portagayola: se abre la puerta de toriles para dar paso al sexto toro de la tarde, segundo del lote de Juan de Castilla, de nombre «Palomito», cinqueño, veleto y astifino. Juan lo recibe de rodillas con una larga cambiada de miedo en la segunda raya del tercio y que luego, solo toma dos picotazos en el caballo; una buena vara, para dejarle crudo en la muleta del torero.

Brinda a Colombia, contra la prohibición tiránica a las corridas de toros, que hay que reivindicar.


En la muleta, con un toro encastado, Juan le planta cara y le instrumenta un par de series por el pitón derecho con mucho sitio y temple; el toro, algo andarín y exigente, vende muy caro la muerte, pero Juan responde a esa exigencia con mucho valor y mucha verdad. Mata defectuosamente y creería que pierde allí, el trofeo merecido para una Puerta Grande.


Quizás faltó una vara más conveniente para este encaste. Otra vez será.


Excelente presentación de Juan de Castilla en los Sanfermines; buen sabor de boca; y creo que tenemos sustituto del maestro Cesar Rincón, para lo que viene.


¡Enhorabuena, Juan!

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