Hay guardián en la heredad, Manizales y novilleros sin picadores
La fiesta brava tiene futuro en el territorio colombiano, todo esto gracias a la labor que hacen las escuelas taurinas de Choachí, Une y Manizales. Grandes impresiones quedaron de la noche del 11 de octubre en la Monumental Plaza de Toros de Manizales con los novillos de Altagracia y los jóvenes toreros cargados de luces e ilusiones.
José de Antía, nieto del maestro Jerónimo Pimentel, el cual le brindó a su abuelo su novillo de turno y el que pasaportó de gran estocada, lo que le otorgó la vuelta al ruedo al novillero colombiano. Daniel Montes, de la Escuela Taurina de Manizales, dejó una grata sensación en la retina de los espectadores que se agolparon en las graderías de la monumental de Manizales. Merecida oreja a ley para el novillero. Eduardo Valenzuela, de la Escuela del municipio de Choachí, con buenas maneras se dejó ver, con valor y disposición ante un complicado novillo, tal vez el más complicado de la noche. Daniel Salas, de la Escuela Taurina de Manizales, dejó un buen sabor de boca de los aficionados; buenas maneras, cortó una oreja, según el presente crítico, con un buen novillo. Jarol Sánchez, novillero del municipio de Lenguazaque, que en su turno del quinto de la noche, indultó al novillo de nombre "Chicuelo", primer ejemplar en una novillada sin picadores que es indultado en la Monumental de Manizales. Además, cabe acotar, este gran ejemplar, que se mostró importante, es sangre de El Paraíso del maestro Jerónimo Pimentel. A petición del público se fue vivo, y así de alguna manera, la ganadería de Altagracia se distinguió en la noche del viernes. El sexto de la noche, para Juan Rojas, no pudo ser visto dado que se partió el pitón derecho.
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