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Foto del escritorCarlos Ruiz Villasuso

Humanizar a los animales, un negocio gigante

“Cuanto más humano, más negocio”. Un periodista sueco escribió en el rotativo Aftonbladet lo siguiente: “A las mascotas sólo les falta que les legislen la libertad de religión para ser el mayor negocio del mundo”.


Quizá no haga falta. El animal doméstico o mascota genera un volumen de 25 billones (25.000.000.000.000) de dólares anuales en alimentación, farmacología, estética, cuidados, veterinaria, hospitales, cementerios..., este negocio global se dirige esencialmente desde cinco grandes multinacionales: Mars, Nestlé-Purina, Ralston y Procter and Gamble, además de otras muchas empresas trasnacionales. El negocio incrementó su volumen en un 120 % en la última década, espacio y tiempo en el que fueron modificadas o redactadas más de 150 leyes de defensa de los animales. ¿Es sólo una coincidencia?


Los intereses de este negocio y su poder fáctico global han sido capaces de utilizar a los movimientos animalistas (anti-globalización por definición) en su favor. La idea de la defensa del animal es su mejor publicidad. ¿Se enfrenta a esto el toreo?


Desde hace dos décadas, las grandes multinacionales de sectores de la alimentación humana, la cosmética y la estética, comenzaron a desarrollar negocios con la mascota como objeto.

Procter and Gamble (que experimenta con animales sus productos cosméticos) es ya uno de los líderes del sector, junto a marcas conocidas como Colgate-Palmolive, Nestlé, Mars, Bayer, Nutreco…

Han sido décadas de una lucha soterrada, con intervención en leyes y grupos políticos, para lograr la bicoca del negocio del otro gran mundo paralelo, el del animal. En USA los norteamericanos gastan 41.000.000.000 millones de dólares en sus mascotas, mucho más que la venta de CDS, música, cine y videojuegos juntos.


Inglaterra gasta 5.000.000.000.000 (5 billones) de libras. Para hacernos una idea, el Producto Interior Bruto de Etiopía es similar al gasto en mascotas en Estados Unidos. Los gobiernos invierten en datar cada gato y cada perro y cada pez o pájaro mascota en los países objeto de inversión. Existe un censo más fiable que cualquier censo de humanos en el mundo. Sólo en doce países, se censan más de 320 millones de mascotas, unas 0,4 por habitante.


En España, el censo del año pasado dice que 8,5 millones de hogares tienen su propia mascota.La conexión de intereses entre los Estados y las empresas del negocio es evidente. El ICEX (Instituto de Comercio Exterior) financió y produjo un estudio sobre el emergente mercado de las mascotas en Turquía para orientar a las empresas españolas del sector. Este mercado está copado por las grandes multinacionales. Pero el estudio sorprende por su coste, ya que incluye un censo detallado de gatos, perros, aves y peces que son mascotas de los habitantes de este país.

Detalla también un estudio de los contenidos de los productos que las multinacionales venden en Turquía.


¿Qué poder tienen estas empresas? Sólo Procter and Gamble tenía en 2.001 110.000 empleados en USA y decenas de miles más en otros países, con unos beneficios netos de 40 billones de dólares. Por entonces se le acusó de alentar, a partir de leyes, el llamado “secreto de polución”. Desde entonces ha desarrollado su negocio de mascotas.


El periodista sueco E.H. Omblquist afirma en el diario citado que la capacidad de maniobra legislativa de estas empresas transaccionales y su influencia en los gobiernos es similar a la de las petroleras de los años ochenta.


Hay, además, una serie de intereses relacionados en este mercado: primero, la necesidad de una comunicación favorable al animal, que le aproxime al ser humano en derechos y necesidades.

Otra, la salida al mercado de sus inversiones en los alimentos transgénicos (prohibidos en muchos países para el consumo humano) que adquirieron en stockcajes, y, además, sus inversiones en la rama de la biotecnología.


Biotecnólogo. Esta es la profesión del líder de la ILP y de la plataforma Prou en Cataluña, el argentino de Rosario Leonardo Anselmi Raffaeli, que dice trabar para una empresa de estética y cosmética biotecnológica.


Mundotoro ha podido saber que desde Inglaterra llega financiación a esta asociación, como que es dinero sueco el que apoya los movimientos de los antitaurinos en Ecuador. Un análisis exhaustivo de las nuevas Leyes de derechos de los animales o de sus reformas coinciden en la gran expansión de este negocio, la última década o los últimos quince años. Pero hay más coincidencias que bien pueden ser fruto de la misma o de un urdido programa de comunicación e imagen, de expansión evidente.


Dos ejemplos. Uno, el debate contra la caza del zorro en Inglaterra, que ocupó un espacio de tiempo en el que se albergó unas Navidades. Idéntico que en Barcelona. Según datos obtenidos por Mundotoro, estas navidades los hogares de los españoles recibirán como regalo 250.000 nuevas mascotas. ¿Coincidencia?


Extraña que, con el volumen de negocio existente, no haya una paridad en campañas de publicidad evidentes. Pero quizá exista la comunicación, el movimiento hacia el sentimentalismo, el “cuanto más humano, más negocio”.


La campaña del Zorro se saldó con los mismos zorros muertos (se sigue ejercitando, y los perros pueden ser usados para rastrear, no para hacer presa) pero la campaña coincidió con un aumento de ventas de mascotas y de producción superior al once por ciento. Y el negocio va más allá. Es imparable.


En los países occidentales el trato que tiene una mascota es de una calidad muy superior al de un ser humano en esos mismos países. Alimentación definida en calorías por volumen, edad, raza, etc., farmacología específica, hospitales y clínicas con las mayores inversiones, cementerios para perros y similares o ad hoc de psicólogos o psiquiatras. Más aún, la empresa Genetic Savings, de USA, ya ha comenzado la clonación de mascotas para cuando éstas fallezcan.


Todo esto en un mundo en donde, según Acción Contra el Hambre, bastarían con 480 millones de euros para terminar con la hambruna de 20 millones de niños desnutridos. El poder de este mundo paralelo es de tal magnitud que asusta. Su potencial económico, social y político, en evidente crecimiento, parece el guion de una película de ciencia ficción con visos de realidad. La capacidad de influir en los sentimientos de la sociedad avanzada, en sus políticos y gobiernos, la capacidad de introducirse en los movimientos anti globalización (animalistas) para utilizarlos en sus mensajes de “cuanto más humano, mejor (más negocio)” es de una evidencia plausible.


El toreo, que tiene todos los contenidos ecológicos para que fuera defendido por estos movimientos animalistas (se sacrifica la punta de un iceberg de vacas y toros que, además, crean un medio ambiente ecológico de una riqueza sin parangón) ha entrado a formar parte de una estrategia de comunicación a favor del indefenso animal: basta con ir en contra de él.

Quizá buceando en los líderes de opinión de grupos como PETA o PROU (¿De qué viven, quien les financia? ¿Quién hace que belgas, suecos, ingleses, argentinos…puedan ir de una parte a otra del mundo a manifestarse en un mismo año?), se halle la clave. De momento, el negocio está al descubierto. Sus intereses y su poder, también.


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