Petro acusó a los taurinos de nazis, pero el animalismo moderno tiene su génesis en el fascismo alemán
En el discurso de la sanción presidencial de la ley de prohibición de corridas de toros el pasado lunes en la plaza Santamaría, el presidente de la República Gustavo Petro señaló de nazis a todos los ciudadanos que asisten a los festejos y ferias taurinas en Colombia. Parece ser que este vocablo, que contiene acontecimientos macabros en la historia de la humanidad, se convirtió para el mandatario en el señalamiento por preferencia para atacar, amedrentar y estigmatizar a todo aquel que no comparta, piense o promueva la ideología de la Casa de Nariño. Sin embargo, algo que no medita jamás el presidente es que las banderas que enarbola altivamente, las del animalismo, tuvieron un pasado vigoroso en la Alemania de Hitler, donde residió su cuna como ideología moderna. Y por otro lado no es extraño que Petro haga este tipo de dicotomías irresponsables en su discurso; el jurista alemán y miembro del ala no marxista del Partido Socialdemócrata, Herman Heller, aseguraba que para los marxistas toda solución que no surgiera del marxismo era considerada como fascista.
Según Thomas DeGregori en Bountiful harvest: technology, food safety, and the environmen, p. 153, durante la Alemania nazi se dio un apoyo generalizado a las políticas animalistas que nacían en el Reichstag. Tanto Adolf Hitler, Hermann Göring y otros altos funcionarios, todos sentenciados a muerte en los juicios de Núremberg luego de la segunda guerra mundial debido a sus atroces crímenes contra la humanidad, apoyaron de manera intensiva las medidas de protección y derechos de los animales. Robert Proctor, profesor de Historia de la Ciencia de la Universidad de Stanford, expuso en The Nazi War on Cancer, p. 5, que muchos nazis fueron ecologistas y amantes de los animales y de la protección de las especies durante el poder fascista en Alemania. Heinrich Himmler, Reichsführer de las Schutzstaffel, es decir, máximo líder de las SS, buscó prohibir la caza de animales. Y Göring fue un reconocido defensor de los animales y conservacionista, quien envió a todo aquel que quebrantara las leyes de bienestar animal a los campos de concentración.
Además, se sabe que, gracias a Los Diarios de Goebbels transcritos por Louis P. Lochner, p. 679, según el ministro de propaganda nazi, Hitler era un vegetariano que odiaba las religiones del judaísmo y el cristianismo por su distinción ética entre el valor de la vida de los hombres y de los animales, además de que planeaba cerrar los mataderos tras el fin de la guerra. Bruce Braun en Remaking Reality: Nature at the Millenium, p. 92, asegura que las leyes de protección animal vigentes en Alemania tienen su origen en el nazismo.
Los nazis fueron la primera fuerza política en preocuparse hasta el extremo por los animales. En 1927, un representante del Partido nazi en el Reichstag pidió expidieran leyes de protección animal. En 1931 propuso la prohibición de la experimentación con animales. Para 1933, una vez ascendido el Partido nazi al poder, el Reichstag comenzó a apoyar leyes de regulación de sacrificio de animales. El 21 de abril de ese mismo año se aprobaba una ley que exigía la anestesia en el sacrificio animal.
Se sabe además que el 24 de abril de 1933 el Ministro del Interior de Prusia pidió la prohibición de la vivisección en animales. Hermann Göring anunció el 28 de agosto el fin de la "insoportable tortura y sufrimiento en experimentos con los animales" y dijo que quienes "todavía piensan que pueden continuar tratando a los animales como propiedad sin alma" serían enviados a los campos de concentración:
Una prohibición absoluta y permanente de la vivisección no es sólo una ley necesaria para proteger a los animales y mostrar simpatía por su dolor, sino que también es una ley para la humanidad misma... Por lo tanto, he anunciado la prohibición inmediata de la vivisección y he hecho la practicar un delito punible en Prusia. Hasta que se pronuncie el castigo, el culpable será alojado en un campo de concentración.
Göring además prohibió las trampas para ratas y todo tipo de animales, impuso restricciones a la cacería y prohibió el consumo de langostas y cangrejos. Y según Kathleen Marquardt en Animalscam: The Beastly Abuse of Human Rights un pescador fue enviado a un campo de concentración por cortar a una rana para cebo.
El 24 de noviembre de 1933, la Alemania nazi promulgó la ley general de protección animal llamada Reichstierschutzgesetz, en dicha iniciativa se prohibían muchas cosas, entre ellas el uso de animales para rodajes de cine y eventos públicos. Y la revista cultural finlandesa Katio aseguró que fue la Alemania de Hitler la primera en poner los lobos bajo la protección del estado.
Y como tres perlar finales, en 1934 Berlín fue sede de una conferencia internacional de protección animal. El 27 de marzo de 1936 de promulgó la ley contra la matanza de peces, langostas y los cangrejos. Y Hitler, una vez enterado de que en España se realizaban encierros con toros, no ocultó su desprecio por la raza ibérica y sus costumbres.
Un alto contraste se puede apreciar entre la importantísima preocupación del nazismo por la protección animal, pasando desde los cangrejos hasta los lobos, llevando a todo aquel que quebrantara la ley de protección animal a campos de concentración donde era probable que muriera de hambre. Vemos a una Alemania fascista que trabajaba arduamente por la protección animal, la prohibición de la caza, el consumo de ciertos animales, la experimentación con fines científicos de algunos ejemplares o que tenía serios odios y desprecios por los encierros de toros tan famosos en España, mientras 9.8 o 10.4 millones de personas murieron por motivos religiosos, políticos o raciales. Mientras se hacían jabones con grasa humana, o botas, tapizados, bolsos y demás con piel humana. O, cómo no, mientras el führer acariciaba a sus amados pastores alemanes, cientos de miles de niños eran incinerados vivos en los hornos de las patologías, el egoísmo y las retorcidas ideas animales.
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