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Foto del escritorLuis Eduardo Brochet Pineda

Recuperar la feria taurina de Cartagena


Importantes empresarios y taurinos colombianos, mexicanos y españoles, se han dado a la tarea de rescatar la otrora magnífica feria taurina de Cartagena de indias; una feria emblemática, de postín y tronío que reunía a las figuras y a las ganaderías de lidia, con mayor cartel y aceptación.

La feria taurina de Cartagena era una cita obligada de final e inicios de año, diciembre y enero; y una despedida glamorosa entre los alisios que acompañaban aquellas fiestas patronales, medio paganas y solemnes de la Virgen de la Candelaria, en los albores del mes de febrero.


La tradición histórica y cultural del pueblo colombiano, heredado del ancestro español, nos dice que, pasado el acontecimiento del 7 de agosto de 1819, se reanudó la tradicional costumbre de celebrar los acontecimientos importantes con corridas de toros. En Bogotá, las fiestas se iniciaban en la parroquia Las Nieves, continuaban en Santa Bárbara y terminaban en San Victorino; los toros eran el espectáculo favorito de los bogotanos y a partir de 1846, para celebrar el 20 de julio como fecha de la independencia, se realizaban festejos en la Plaza Mayor, hoy Plaza de Bolívar. Bogotá, antes de la Plaza de toros de la Santamaría, tuvo 19 cosos taurinos en diferentes localidades.

 

Entre 1761 y 1770, el Rey Carlos III concedió permiso al Gobernador de Cartagena de Indias, José Antonio Bravo, Marqués de Sobremonte, para que se realizaran festejos taurinos. En 1894, se levantó la primera plaza de toros. Luego, vino la inauguración de la plaza de toros "La Serrezuela" en 1930, hasta el coso actual, la Monumental Cartagena de Indias, inaugurada en 1974.

La plaza de toros de La Serrezuela, que cumpliría 100 años de inaugurada en menos de una década, vio torear a las más importantes figuras de la tauromaquia en España y América. Cartagena de indias era la puerta de entrada, el paso obligado para los toreros que hacían “la América” en nuestro país, presentándose también en Ecuador, Perú y Venezuela. Generalmente la conexión o ruta era España – Ciudad de México – Cartagena de indias.

 

En la Serrezuela hicieron el paseíllo los hermanos Bienvenida, toda la dinastía Dominguín, Domingo Ortega, Luis Procuna, Eloy Cavazos, Ángel Teruel, Palomo Linares, “Paquirri”, Antonio José Galán, Miguel Márquez, Dámaso Gonzales, Joselillo de Colombia, Pepe Cáceres, etc., etc., etc.

 

En la plaza de toros Monumental Cartagena de Indias, desde su inauguración el primero de enero de 1974, con un cartel conformado por la terna Joselillo de Colombia (empresario y pionero de la construcción de la plaza), Francisco Ruiz Miguel y Antonio José Galán, hizo este año 50 años, también ha desfilado la flor y nata, la pléyade del toreo de todos los tiempos, desde César Rincón hasta Julián López, “El Juli”, solo para nombrar al uno por ciento. Cartagena también se distinguía de poseer la Dehesa de “Aguas Vivas”, de propiedad de la familia Vélez Daníes, cabaña brava que marcó un hito importantísimo en la historia de la crianza del toro bravo en América.

 

De esta forma, es muy claro que la tradición centenaria que ha tenido Cartagena de indias con la tauromaquia, se remonta a siglos atrás, y las fechas de los meses de enero, ha sido punto de referencia para ordenar, en años pasados, el calendario taurino colombiano. En ese sentido, la Corte Constitucional es reiterativa en observar dicho arraigo y tradición, para que los gobernantes de turno procedan a autorizar los festejos taurinos, sin otra interpretación.

 

Años atrás, tanto en Cartagena como en Bogotá, solo para señalar dos capitales taurinas, el abuso de los alcaldes del momento impidió la realización de los festejos, adicionando requisitos e impuestos que hicieron financieramente inviable la empresa, en clara violación de la ley y de la posición dominante, lo que aún les genera juicios fiscales y penales abiertos.

 

La iniciativa de los empresarios y taurinos colombianos, mexicanos y españoles con relación al rescate de la feria taurina de Cartagena de indias, no es un tema personal entre el ciudadano y el gobernante; mucho menos un tema de resistencia y choque de poderes e intereses; o de egos individuales o de percepción personal. No, este es simplemente, un tema de respeto a la ley y de respeto a las libertades individuales y goce garantista de las mismas.

 

Si bien es cierto que ha sido sancionada la ley prohibicionista de las corridas de toros en Colombia, ley 2385 de 2024, la cual ya ha venido siendo demandada por ser abiertamente inconstitucional, también lo es que existe un período de transición de tres años, para que se haga efectiva dicha prohibición, que estamos seguros, no llegará a cumplirse. Por tanto, el reglamento taurino colombiano o ley 916 de 2004, cobra plena vigencia hasta 2027, y éste contempla los requisitos que el empresario deberá satisfacer ante la autoridad administrativa, para poder dar el espectáculo, sin que la administración municipal o distrital condicione o agrave el cumplimiento de tales requisitos.

 

Todos esperamos, pues, que en Cartagena y Colombia haya diálogo maduro, apego a la ley, coherencia y respeto por los derechos culturales; por los derechos de las minorías y por las tradiciones.


*Economista y Abogado

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