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Foto del escritorLuis Eduardo Brochet Pineda

Toros y televisión


No hay, ni habrá de hecho, ninguna sensación ni emoción igual que la de asistir personal y presencialmente a una corrida de toros. De eso, no tenemos duda alguna nosotros, los aficionados, en cualquier rincón del mundo taurino.


Hace casi medio siglo, recuerdo que en casa de mi amigo Antonio Núñez Martínez, hijo del Cónsul de España en Cartagena de Indias en ese entonces, y luego en el extinto club social Casa de España, vimos algunas corridas de toros transmitidas por la televisión nacional colombiana, en blanco y negro, bajo la gran expectación de Curro Romero, entre otros. Aquello era un verdadero acontecimiento entre los aficionados colombianos de esas épocas y la audiencia sobrepasaba cualquier pronóstico.


Más adelante, con el acceso a la televisión internacional y con la llegada del color, disfrutamos muchos años de la televisión española –TVE- con su programación taurina en cada temporada, que podía ascender, fácilmente a 50 o 60 festejos retransmitidos en España y una que otra corrida en Francia, México, Ecuador y Perú. Recuerdo que bajo la orientación del gran periodista taurino Fernando Fernández Román y de Belén Plaza (hoy vigente con su programa semanal “Tendido Cero”), estábamos cada año siguiendo atentos la Feria de Abril, Valencia, San Isidro, Pamplona, Bilbao, Santander, Nimes, México, Quito, Lima y otras plazas, convocando alrededor de esos festejos a las peñas taurinas de todo el país, especialmente a la nuestra, la Peña Taurina EL CLARÍN, en Cartagena de Indias y Bogotá, a los aficionados, amigos, familiares y curiosos, con gran entusiasmo y renovado gusto por la crítica, el debate, la tertulia y las reflexiones alrededor de los carteles, los toros y los toreros.


Era una especie de extenso preámbulo a nuestras ferias colombianas de diciembre, enero y febrero.


Indudablemente, la televisión, las redes sociales y los medios de comunicación en general, son un componente definitivo y multiplicador para el conocimiento, la pedagogía y la afición en cualquier espectáculo; y la tauromaquia, como espectáculo también de masas como el fútbol, requiere y necesita ser visible para poder sumar adeptos y para desmitificar aquellas teorías absurdas del fanatismo animalista – ecologista que tanto daño le ha hecho a la fiesta.


Hace pocos días el canal OneToro, del cual muchos somos suscriptores, anunció de manera sorpresiva, la interrupción de sus retransmisiones en directo de la Feria de San Miguel, la Feria de otoño y la de Valencia, dónde se despide definitivamente de los ruedos el maestro Enrique Ponce. La argumentación fundamental del canal es el bajo número de suscriptores (menos de 60 mil), los altos costos de derechos de imagen y transmisión tasados por apoderados y empresarios, así como el incontrolable ciberdelito de la piratería, dónde apenas un 25% de los que ven las retransmisiones son abonados oficiales.


Estas razones, nos inquiete o disguste, son verdaderamente categóricas; esto es, el número de suscriptores, calculo yo muy por encima, debería ser mayor a 300 mil abonados en 2024, los costos de imagen y transmisión deben ser mucho más razonables, y algo debe hacerse con eficiencia para llegar a cero (0) posibilidad de piratear el enlace del canal. También es cierto que OneToro debería mirar a futuro plazas de segunda y/o tercera categoría, en Europa y América, así como matadores de segunda y tercera fila que serían interesantes como variantes, y no solamente las mismas figuras, las mismas casas de apoderados, de empresarios y de ganaderías.


Un buen avance en 2024 fue retransmitir los campeonatos de recortadores y una que otra corrida en Lisboa, a la usanza portuguesa. Esa variedad gustó.


Si bien es cierto que existen otros medios en España que llevan la secuencia de la temporada y retransmiten muchos festejos en directo, con muy buena calidad y acierto en la versatilidad, la plataforma OneToro tiene una gran variedad de recursos y de programas propios de excelente realización, que no es concebible su temporal “apagón”. Periodistas y escritores taurinos de gran profesionalismo como David Casas, Domingo Delgado de la Cámara, Álvaro Acevedo, Javier Mardomingo, Dávila Miura, Manuel Caballero, Gonzalo Bienvenida y todos los demás en ese equipo tan bien cohesionado que posee el canal, merecen nuestro apoyo y respaldo total, sin intrigas ni señalamiento alguno.


Abonarse a OneToro y esperar que se depuren las estrategias, los procesos de mercadeo para mejorar las finanzas y los controles de emisión, es un imperativo para todos los aficionados en cualquier país del mundo y para la gerencia del canal. Un cierre definitivo de esta plataforma, es un fracaso enorme para la sostenibilidad de la afición y de la fiesta, así como otro acicate para que los enemigos de la tauromaquia continúen en su torpe y confusa narrativa de desprestigio.


*Economista y Abogado

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