¿Y los precios en América?

Hace unos días se levantó gran polémica en España luego de que el canal de televisión OneToro anunció que no seguiría transmitiendo la temporada en lo que resta del año debido a las grandes deudas que acumula fruto de diversos factores, entre ellos, el gran pago de derechos de imagen a los distintos actores de la Fiesta, en especial a las figuras. Parece ser que mientras se hacen esfuerzos titánicos para seguir acercando el toro a cada persona por medio de la tecnología, se sigue cobrando a dichas iniciativas como si el toreo moviera las exorbitantes cifras semejantes a las del mundial de fútbol. Sin embargo, este hecho, que ha generado tanto revuelo de opiniones de cara al viabilidad económica de la tauromaquia, es asunto común y callado de cada año en América: los exorbitantes pagos a las figuras que hacen casi insostenible organizar una feria en ciertos lugares. El toreo allende España se halla en una crisis aún más fuerte que no encuentra refugio en las figuras, las únicas que tienen el musculo del buen nombre para llenar cosos y arrastrar aficionados, prensa y curiosos, las mismas que siguen cobrando elevadísimos montos a las empresas, suceso que hace que eventualmente se incrementen los precios de las boleterías que dejan tendidos con unos pocos que se atreven a pagar tanto, que ahonda el mito de la Fiesta como razón de élites y alimenta, créanlo o no, la odiosa lucha de clases y la propaganda negra en favor de la abolición de nuestra cultura por falta de fervientes aficionados; además de el desinterés del toreo como razón social, económica y empresarial. La bondadosa y maternal América siempre fue nicho de recibimiento donde se formaron muchos peninsulares, hoy más que nunca necesita de aquellos que tienen algo de sí y de la razón de su vida torera en las cordilleras de los Andes, en los playeros alberos que besan el Atlántico y las calurosas estepas del sur.